domingo, 29 de marzo de 2009

So close, no matter how far



El miércoles me quedé en Salamanca para estudiar en Placentinos (departamento de filología inglesa). Hacía mucho que no lo hacía, quizás demasiado. En el primer semestre me quedaba uno o varios días a la semana a comer, normalmente con mi amigo Chris, al que había mantenido algo al margen de mi vida durante un tiempo, aunque nunca en el olvido, porque a los buenos amigos nunca se les olvida. Ese día lo había llamado para comer con él, pude sentir su alegría desde el primer momento, incluso me dió las gracias por comer con él, y yo encantada de mi regreso, de volver a escuchar su risa, y sus problemas, y sus inquietudes, y su mala leche. Pero no fue el único reencuentro. Cuando bajaba por Placentinos los ojos se me pusieron como platos, ¿ese es Jeremy? ¡no puede ser!, pero sí, al otro lado de la calle había un chico con la misma cara de "estoy viendo a un fantasma" que yo. Entonces sólo acudían a mi mente preguntas, ¿qué haces aquí?, ¿cuándo has venido?, ¿por qué no me has llamado?, ¿por cuánto tiempo te quedas? pero... pero... preguntas formuladas con tanta incredulidad y tanta rapidez que era imposible que él acertara a responder. Así que hizo algo muy propio de Jer, abrió los brazos y dijo( con la 't' inglesa) "cállate y abrázame". Había pasado sobre un año y medio desde la última vez que nos vimos y los e-mails habían sido bastante escasos. Sí, soy un maldito desastre. Pero al minuto de estar juntos fue como hace dos años atrás, cuando pasábamos todo el día juntos, cuando la gente miraba a Chris y luego a Jeremy y decían "venga, va, confiesa, ¿con cuál de los dos estás?" y tenía que enfadarme hasta que creían que de verdad sólo éramos amigos. Quizás eso es lo que tienen de especial Chris y Jeremy. Soy una chica que ha tendido a mezclar el amor con la amistad, hasta perderme con su delineamento (si es que lo hay). Pero puede que sea eso lo que tengan Chris y Jeremy que los hace diferentes, que saben ser sólo amigos, o quizás saben hacer de mí una simple amiga. Sea como sea, sé que puedo abrazarlos cuantas veces desee sin temores, sin resquemores, sin segundos sentidos. Y también sé, que sea cual sea la distancia entre nosotros, cuando nos reencontremos, nos sentiremos igual que cuando comíamos juntos, cuando quedábamos para corregirnos los trabajos en inglés/español, cuando tomábamos un café y al rato otro café, y al rato una llamada de socorro de Chris, que siempre deja todo para el último momento y al final le pilla el toro. A veces, he quedado con amigos (y esto sí incluye al género femenino) y me he sentido perdida, derrotada intentando imaginar qué fue lo que un día nos unió. Sé que con ellos no.

2 comentarios:

Pin dijo...

Hacía un poquito que no te comentaba.

Como me alegro de que tengas amigos así, la verdad es que es una suerte tremenda.

Besos.

Vir dijo...

Yo también me alegro, aunque no tanto como de haber dicho que sí a ver "Zorba the Greek" en 40 the Orchard hace ya más de un año. Más besos.